lunes, 30 de noviembre de 2015

Nuevo marcador de pérdida precoz del injerto de riñón - DiarioMedico.com

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LA PRESENCIA DE AUTOANTICUERPOS RELACIONADOS CON RECHAZO

Nuevo marcador de pérdida precoz del injerto de riñón

El anticuerpo antifosfolípido eleva el riesgo de pérdida precoz del injerto renal, lo que abre nuevas vías de detección y prevención para los pacientes.
Raquel Serrano. Madrid | raquelserrano@unidadeditorial.es   |  30/11/2015 00:00
 
 

José María Morales, Margarita Sevilla, José Ángel Martínez, Lola Pérez, Manuel Serrano y Antonio Serrano
José María Morales, Margarita Sevilla, José Ángel Martínez, Lola Pérez, Manuel Serrano y Antonio Serrano, del Instituto de Investigación del Hospital 12 de Octubre, de Madrid. (José Luis Pindado)
En trasplantes, el rechazo (hiperagudo, agudo o crónico) ha sido tradicionalmente el principal problema de pérdida del órgano, aunque desde la aparición de los modernos inmunosupresores, se ha mejorado en técnicas trasplantadoras y de cuidado de los pacientes.
Las pérdidas del injerto en el primer año, entre un 5-10 por ciento, se han achacado tradicionalmente a causas vasculares y, casi siempre, derivadas de los procesos quirúrgicos. Sin embargo, las investigaciones más vanguardistas han indagado otras posibles razones para estas pérdidas, que han permanecido prácticamente constantes durante los últimos años.
Así, se empieza a considerar que, al menos en lo que se refiere a pérdida precoz del trasplante de riñón, no todo son problemas quirúrgicos, ya que la presencia de un autoanticuerpo dirigido contra una proteína parece jugar un papel esencial, según la experiencia acumulada por el equipo multidisciplinar de Trasplante Renal del Hospital 12 de Octubre, de Madrid, dirigido por Antonio Serrano, del Laboratorio de Autoinmunidad, englobados en el Instituto de Investigación del citado hospital.
En el punto de mira Con anterioridad, el equipo había visto que muchos pacientes con insuficiencia renal en diálisis y en espera de trasplante presentaban una mortalidad muy elevada, así como más eventos cardiovasculares con respecto a la población general. De hecho, describieron y publicaron enJournal American Society Nephrology, que "la tercera parte de estos pacientes presentan un autoanticuerpo antifosfolípido que actúa contra una proteína del sistema de coagulación, y que se relaciona con mayor riesgo de trombosis y mortalidad cardiovascular; y no sólo en insuficiencia renal, aunque en esta patología sí se ha observado su presencia, incluso antes de estar en diálisis", según José María Morales, del equipo de Trasplante Renal.
Ahora, una nueva investigación publicada en Kidney International ha ratificado que "la existencia previa de anticuerpos antifosfolípidos antes del trasplante determina la evolución del injerto. La mayoría de las pérdidas precoces del órgano trasplantado, en los tres primeros meses, ocurren en los que tienen el autoanticuerpo y que la causa de la pérdida es fundamentalmente trombosis renal.
La investigación, que empezó a recoger datos en el año 2000, con un seguimiento de diez años, ha ratificado este hecho que, ahora, se pretende consolidar, estudiando a cerca de 1.400 pacientes, "como factor de riesgo independiente para la aparición de trombosis y, consecuentemente, de pérdida precoz del injerto renal", señala Morales.
Los estudios también sugieren que este autoanticuerpo podría ser el responsables de la pérdida precoz en otro tipo de trasplantes en subgrupos de pacientes.
Los hallazgos posibilitarían detectar a pacientes de riesgo, así como llevar a cabo un tratamiento preventivo en ellos, lo que disminuirá el porcentaje de pacientes que pierden el riñón en las primeras semanas del trasplante. En el caso de sospecha de trombosis, se sugiere que los pacientes deberían ser estudiados y si necesitarían anticoagulación, "aunque esta medida no está indicada ni incluida en ningún algoritmo diagnóstico o médico", aseguran los profesionales, quienes señalan que estas potenciales medidas podrían considerarse antes del trasplante o inmediatamente después, "aunque hay que estudiar contrastadamente si la anticoagulación va a ser de utilidad".
Serrano y Morales destacan que la investigación confirma un marcador de riesgo, aunque no de certeza, y que la autoinmunidad parece jugar un papel específico en la pérdida del injerto, posiblemente tan destacable como los mecanismos clásicos de rechazo. El anticuerpo antifosfolípido es muy prevalente: se encuentra en casi el 20 por ciento de la población.

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