martes, 29 de septiembre de 2015

Tratar depresión y alcohol es más eficaz si se abordan al tiempo - DiarioMedico.com

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SON PATOLOGÍAS QUE SE POTENCIAN

Tratar depresión y alcohol es más eficaz si se abordan al tiempo

Alcohol y enfermedad mental deben abordarse de manera conjunta; para ello hay que mejorar la formación de los facultativos en patología dual e indagar en el diagnóstico, según se ha puesto de manifiesto en el Congreso de la Sociedad Española de Psiquiatría.
Maria R. Lagoa   |  29/09/2015 12:34
 
 

El tratamiento de los trastornos mentales, especialmente la depresión, en personas con adicción al alcohol es más efectivo si ambos problemas se abordan al mismo tiempo. El médico que atiende a este tipo de pacientes ha de interiorizar los conceptos de la patología dual, obtener un buen diagnóstico y realizar un abordaje conjunto. Es el mensaje recordado por Néstor Szerman, presidente de la Sociedad Española de Patología Dual, durante el congreso nacional que ha celebrado en Santiago de Compostela la Sociedad Española de Psiquiatría.
"Los resultados son muy superiores para depresión y alcohol. Los estudios demuestran una diferencia estadísticamente significativa de manera que los síntomas de la depresión mejoran mucho más y se produce una mayor disminución del consumo de alcohol en días y cantidad ingerida", ha explicado Szerman, también jefe de Salud Mental del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid. Además, el alcohol interfiere en el tratamiento que un paciente recibe para un trastorno mental, así que si el especialista lo pasa por alto, puede que el enfermo no responda a los fármacos.
Conseguir este objetivo no es baladí si partimos de una realidad en la que, según Szerman, "el médico pregunta poco y mal", y el paciente psiquiátrico minimiza el problema con el alcohol. En el caso del médico, la razón hay que buscarla en una formación deficiente en patología dual y el tradicional divorcio entre los campos de las adicciones y los trastornos mentales. El paciente, por su parte, huye de una presumible respuesta moralista, tanto de su entorno como del médico que lo atiende.
Lo cierto es que ambas patologías se potencian una a la otra agravando el cuadro y sus bases neurobiológicas están íntimamente conectadas. "Nadie elige una adicción, hoy está fuera de duda que es una enfermedad familiar, genética, y que es distinta la reacción de cada individuo", comenta el presidente de la Sociedad Española de Patología Dual. En el mundo occidental, el 30 por ciento de las depresiones cursan con problemas de alcohol, porcentaje que aumenta al 58 por ciento en esquizofrenia y al 60 por ciento en trastorno bipolar.
Una correcta detección se complica porque la adicción al alcohol no es uniforme. Actualmente, los expertos hacen una distinción entre aquellas personas que tienen una dependencia fisiológica y las que carecen de ella, pero tienen un trastorno compulsivo de manera que pierden el control cuando comienzan a beber y no pueden dejar de hacerlo: "Es muy gráfica la expresión del paciente que dice que se le calienta la boca o el paladar". Las dos formas se asocian con trastornos mentales. El infradiagnóstico tiene que ver precisamente con que este segundo grupo es mayoría y el problema se minimiza.
Por ello, Szerman ha recomendado a los médicos que se ocupan de los pacientes psiquiátricos, médicos de familia y psiquiatras, que no se queden con la primera respuesta del paciente, que entiendan el concepto de patología dual y busquen formación, por ejemplo en la página web de la sociedad científica que preside, donde existen cursos gratuitos on line, en los que ya se han acreditado 7.000 profesionales de lengua hispana. La experiencia recabada hasta el momento y varios estudios científicos demuestran que el tratamiento conjunto es extremadamente útil.
Cuantificar el consumo de alcohol
Por su parte, Luis Gutiérrez, médico psiquiatra del Complejo Hospitalario de Granada, ha coincidido en que es necesario que los médicos de atención primaria y los psiquiatras interioricen lo que significa la patología dual. Para llegar a un buen diagnóstico, es absolutamente necesario cuantificar, para lo cual el médico tiene que insistir con el paciente para que le diga la cantidad de alcohol que consume exactamente; el riesgo elevado se sitúa en más de cuatro unidades de bebida estándar en mujeres y en más de 6 en hombres, equivaliendo la unidad a 10 gramos de alcohol (una cerveza, una copa de vino o una copa pequeña de licor); también es preciso detectar al paciente que bebe en grandes atracones.
La analítica de sangre aporta datos importantes (transaminasas, hematíes, etc.), y síntomas poco frecuentes como las somatizaciones (temblores en manos y piernas, algunos relacionados con la cognición o síntomas motores) o el hecho de que no responda a los fármacos pueden hacer sospechar de un consumo excesivo de alcohol. Los test de screening específicos de alcohol (Audit y CAGE) son otras herramientas que pueden ayudar al profesional.

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