lunes, 29 de septiembre de 2014

La autoinmunidad es una posible causa de hipertensión

La autoinmunidad es una posible causa de hipertensión

La revista de la farmacia clínica y los gestores hospitalarios



29 de Septiembre de 2014

La autoinmunidad es una posible causa de hipertensión

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Una vía metabólica podría explicar el vínculo entre la presión arterial elevada y los procesos inflamatorios y de estrés oxidativo. 
Los isocetales, un grupo de gamma-acetaldehídos altamente reactivos, son acumulados por las células dendríticas (DCs) del sistema inmunitario en situaciones de hipertensión arterial. Un equipo multidisciplinar de científicos norteamericanos bajo la dirección del Dr. David Harrison, ha descubierto que las proteínas modificadas por isocetales en las DCs estimulan la proliferación de los linfocitos T CD8+, la producción de citoquinas y la hipertensión. En su artículo aparecido en la revista The Journal of Clinical Investigation, los investigadores describen una vía metabólica en la que la angiotensina II aumenta la producción de superóxido en las DCs, lo que conduce a la modificación oxidativa de proteínas, que dejan de ser reconocidas como propias. Una de las modificaciones clave es la mediada por los isocetales sobre los residuos de lisina, lo que da lugar a la formación de agregados proteicos entrecruzados capaces de estimular inmunogénicamene a las células CD8+.
En ratones con hipertensión inducida por angiotensina II, estos agregados se acumulan en el corazón y en la vasculatura y se encuentran presentes en todos los subtipos de DCs, excepto en las de tipo plasmacitoide. Una de las consecuencias de la activación de los linfocitos CD8+ es la producción de interleucina-17A, una citoquina capaz de inducir el aumento de la presión arterial. Aunque enfoques terapéuticos previos basados en antioxidantes no han tenido éxito en el tratamiento de la hipertensión y de las enfermedades cardiovasculares, los autores creen que una terapia específica de eliminación de isocetales podría ser mucho más eficaz, e incluso aplicable a enfermedades neurodegenerativas, dada la relación existente entre presión arterial elevada y declive cognitivo.

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