martes, 29 de enero de 2013

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Los expertos alertan sobre la demora en el diagnóstico del Parkinson, que se sitúa entre los 18 meses y varios años

Madrid (29/01/2013) - Nekane Lauzirika

Entre el 20-40 por ciento de los pacientes sufre depresión desde el inicio de los síntomas, lo que retrasa la detección de la dolencia

Más de la mitad de la población europea no sabe identificar correctamente la enfermedad de Parkinson como una patología neurológica, un 77 por ciento no reconoce la incapacidad de movimiento como uno de los síntomas principales de la enfermedad y un 91 por ciento no cree que el Parkinson sea una patología invalidante y aislante socialmente. Este desconocimiento, no sólo entre la población general, sino también entre los profesionales, hace que el diagnóstico de la dolencia oscile entre los 18 meses y varios años desde el inicio de los síntomas con el consiguiente retraso en el comienzo del tratamiento. Por ello, los especialistas insisten en la necesidad de dedicar esfuerzos a la educación en salud y en cambiar la percepción de la dolencia para detectarla en sus fases iniciales. Según el neurólogo del Ramón y Cajal de Madrid, Juan Carlos Martínez Castrillo, "que el diagnóstico sea precoz supone un doble beneficio para el paciente. No sólo porque se acaba con la incertidumbre de no saber qué le sucede, sino también porque a sabe a qué atenerse. Además, está demostrado que los pacientes que reciben tratamiento antes un tratamiento tienen mejor calidad de vida que los que no lo reciben", añadió.

El diagnóstico precoz fue uno de los temas abordados en la jornada informativa "Comprender la enfermedad de Parkinson. Prologando el presente", organizada por la Asociación Parkinson Madrid y la farmacéutica Lundbeck, la única compañía dedicada exclusivamente a investigar y desarrollar fármacos para las enfermedades del Sistema Nervioso Central (SNS).

En el encuentro también se debatió sobre la necesidad de una correcta identificación de los síntomas, al tiempo que se repasó los principales problemas psicológicos asociados, así como la importancia de combinar el tratamiento farmacológico con otros como la rehabilitación y la asistencia neuropsicológica.

Marc Iniesta, del departamento médico del Área de Neurología de Lundbeck España, fue el encargado de presentar la jornada donde quedó claro que la enfermedad de Parkinson no es sólo temblor.
"En la fase precoz de la enfermedad es cuando se obtiene mejor respuesta de los fármacos existentes en la actualidad, por lo que a este periodo se le conoce como luna de miel. Cuando el Parkinson está más evolucionado la respuesta es peor", reconoció Martínez Castrillo, para quien la rasagilina, a una dosis de 1 mg usada en fases iniciales, tiene un efecto modificador de la enfermedad, siendo su efecto mayor en aquellas personas en las que antes se inicia el tratamiento

El especialista del Hospital Ramón y Cajal hizo especial hincapié al señalar que el Parkinson no es sólo temblor, torpeza motora o dolor, sino que existen otros factores no motores (como los neuropsicológicos) que retrasan el diagnóstico. Los datos indican que alrededor del 20-40 por ciento de estos enfermos tienen síntomas de depresión desde el inicio. "La población debe conocer los síntomas para solicitar atención médica", sentenció.

Otros trabajos concluyen que el 60 por ciento de los enfermos presentan temblor de inicio, pero en términos generales "de los síntomas que presentan los enfermos con Parkinson los más incapacitantes son aquellos que responden mal al tratamiento: depresión, apatía, desequilibro y caídas, deterioro cognitivo, congelación de la marcha, cansancio, dolor, insomnio", apostilló Martínez Castrillo.


Tratamiento personalizado e integral
En el abordaje del Parkinson, los especialistas apuestan por un tratamiento individualizado e integral. "Se debe personalizar en función de la situación clínica del paciente, su edad, desempeño físico y antecedentes". Consideran que el tratamiento debiera hacerse desde un equipo multidisciplinar liderado por un neurólogo, en el que habría también enfermeras especializadas, neuropsicólogos, fisioterapeutas, logopedas, rehabilitadores y, de forma más puntual, neurorradiólogos, gastroenterólogos, neurocirujanos y unidad del dolor.

En esta línea, Beatriz González, responsable de Rehabilitación de la Asociación Parkinson Madrid, explicó con detalle la rehabilitación de los pacientes de Parkinson que "se basa en cuatro pilares: fisioterapia, logopedia, terapia ocupacional y musicoterapia" y sus beneficios son numerosos: "su mantenimiento físico y cognitivo, aprendizaje de estrategias para mejorar su calidad de vida y prevención de disfunciones o alteraciones físicas asociadas a la evolución de los síntomas de la enfermedad de Parkinson".

De este modo, "se trabaja en cada una de las cuatro áreas para conseguir que el paciente consiga superar una situación de bloqueo de la marcha, levantarse mejor de la silla o mejorar la deglución y prevenir, por tanto, los atragantamientos", explicó González.

En cuanto a la atención neuropsicológica, Almudena Alonso, neuropsicóloga de la Asociación Párkinson Segovia, incidió en la importancia de trabajar de forma conjunta con las familias. "Por su carácter de dolencia neurodegenerativa y progresiva, el Parkinson necesita de terapia y tratamiento durante todo el proceso de duración de la misma. En cada fase de la enfermedad el paciente padece unos síntomas y experimenta diferentes emociones, por tanto el tratamiento debe ser continuo, específico y especializado, modificándose en base a la evolución que experimente el paciente y la propia dolencia", subrayó la neuropsicóloga.

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