jueves, 27 de mayo de 2010

Medir la función renal para detectar reflujo vesicoureteral evita cistografías :: Diariomedico.com


Víctor García Nieto, Ramón Exeni, Serafín Málaga y José Nieto Rey.

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ESPAÑA
EL GEN TOLL-LIKE-RECEPTOR 4 SE RELACIONA CON MAYOR RIESGO DE BACTERIURIA ASINTOMÁTICA
Medir la función renal para detectar reflujo vesicoureteral evita cistografías
La medición de la función renal a través de la determinación de la osmolalidad urinaria máxima y la microalbuminuria puede reducir la necesidad de practicar la cistografía en niños con infecciones urinarias crónicas y dilatación de vías urinarias. Así lo ha indicado Víctor García Nieto, del Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria, en Tenerife.


Redacción. Oviedo - Miércoles, 26 de Mayo de 2010 - Actualizado a las 00:00h.

En niños con infecciones urinarias crónicas y dilatación de vías urinarias, la cistografía es la prueba de elección para detectar la existencia de reflujo vesicoureteral. Sin embargo, la medición de la función renal, a través de la determinación de la osmolalidad urinaria máxima y la microalbuminuria, puede reducir la necesidad de practicar dicha prueba invasiva.

Éste ha sido uno de los mensajes trasmitidos por Víctor García Nieto, jefe de Sección de Nefrología Pediátrica del Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria, en Tenerife, en el XX Curso Internacional de Avances en Nefrología Pediátrica, dirigido por Serafín Málaga y Fernando Santos, catedráticos de la Universidad de Oviedo y especialistas en nefrología pediátrica.

García Nieto ha señalado que la osmolalidad urinaria y la microalbuminuria se perfilan así como marcadores de daño renal en la infancia, de tal modo que en caso de ectasia, si la valoración de ambos parámetros resulta normal, "no será necesario solicitar la cistografía, que no deja de ser una prueba invasiva para comprobar si se produce reflujo vesicoureteral".

Otro tema abordado por este especialista ha sido el de los avances en el diagnóstico genético de las infecciones del tracto urinario (ITU), que constituyen uno de los grupos de infecciones bacterianas más frecuentes en la infancia. Las ITU se asocian en muchas ocasiones a anomalías del tracto urinario, fundamentalmente a reflujo vesicoureteral y a malformaciones renales. En el caso del reflujo vesico-ureteral siempre se sospechó que era la causa misma de las ITU, si bien cada vez se dispone de más conocimiento sobre la base genética de las ITU.

En este sentido, ha explicado que uno de los genes implicados es el Toll-like-receptor 4 (TLR4), vinculado no con un mayor riesgo de desarrollo de infección urinaria, sino de bacteriuria asintomática. "La mutación en este gen hace que la vejiga no reconozca las bacterias y así éstas no se adhieran al urotelio, con lo que están ahí pero no causan infección".

El receptor de la interleucina 8 (ILR-8) también está relacionado con el desarrollo de infecciones de orina. Cuando este receptor está mutado, "los leucocitos no reciben la llamada de atención de la vejiga para acudir a combatir el foco de infección, con lo que se produce pielonefritis". Y esta mutación da lugar a infección de orina sin leucocitos, que se da en el 5 por ciento del total de infecciones de orina.

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