jueves, 29 de octubre de 2009

Una buena rehabilitación debe ser precoz e intensa


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ESPAÑA
MEJOR CALIDAD DE VIDA A LARGO PLAZO CUANTO ANTES SE INICIE
Una buena rehabilitación debe ser precoz e intensa
Un documento elaborado por la Sociedad Española de Medicina Física y Rehabilitadora y que se publicará en la revista de la sociedad en enero aporta las claves para asegurar una buena rehabilitación tras el ictus.


Redacción - Jueves, 29 de Octubre de 2009 - Actualizado a las 00:00h.

La Sociedad Española de Medicina Física y Rehabilitación ha elaborado un documento de recomendaciones de buena práctica clínica sobre el modelo asistencial en la rehabilitación del ictus, basadas en la experiencia clínica y el consenso de muchos médicos rehabilitadores de toda España.

Según se expone en dicho documento, "en todos los niveles de atención sanitaria y socio-sanitaria, hospitalaria o comunitaria, se debe asegurar la atención de rehabilitación a cargo de un equipo multidisciplinar, coordinada por un médico especialista en rehabilitación con adecuados niveles de organización y experiencia de los profesionales".

Esther Duarte, de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física, y autora de la guía, destaca que "la rehabilitación después del ictus debe iniciarse precozmente y ha de tener la intensidad y la especificidad (tecnología, evaluación periódica, etc.) adecuadas". Muchas de las complicaciones inmediatas tras el ictus están relacionadas con la inmovilidad, por lo que se recomienda la movilización precoz tan pronto como la situación clínica del paciente lo permita; también se aconseja iniciar la sedestación lo antes posible para evitar complicaciones respiratorias.

El inicio del tratamiento rehabilitador durante las primeras 24-72 horas tras el ictus se tolera bien, y cuando los pacientes lo inician durante la primera semana tras el ictus, se produce un menor grado de discapacidad y la calidad de vida a largo plazo es mayor que si se inicia más tarde.

En cuanto a la intensidad del tratamiento rehabilitador debe ser la máxima que el paciente pueda tolerar y esté dispuesto a seguir. La finalización se establece en el momento en que no se identifiquen nuevos objetivos funcionales, o cuando el paciente no quiera continuar.

Duarte también ha hecho hincapié en otro de los aspectos resaltados en el documento: "La participación activa de pacientes y cuidadores en el programa rehabilitador, a través de aulas educativas y otras medidas que garanticen la información, la formación y el soporte tras el alta hospitalaria".

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