lunes, 29 de junio de 2009

anticuerpos monoclonales: cáncer gástrico


Diariomedico.com
ESPAÑA
Los anticuerpos monoclonales, esperanza en cáncer gástrico

Las opciones terapéuticas que existen en este momento para el cáncer gástrico son muy limitadas, por lo que una de las grandes novedades en este campo son los buenos resultados que han mostrado los anticuerpos monocionales dirigidos al receptor HER-2.

Karla Islas Pieck. Barcelona - Lunes, 29 de Junio de 2009 - Actualizado a las 00:00h.

llaves conceptuales:
1. Una de las principales tareas de la investigación en este campo es la búsqueda de biomarcadores para predecir la respuesta a las diferentes terapias
2. La combinación de trastuzumab y quimioterapia para los tumores gástricos avanzados o metastásicos mejora la supervivencia

El tratamiento con anticuerpos monoclonales dirigidos al receptor HER-2 está ofreciendo muy buenos resultados en el subgrupo de pacientes con cáncer gástrico que expresan este receptor, según ha quedado de manifiesto en el XI Congreso Mundial de Cáncer Gastrointestinal de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO), que se celebra estos días en Barcelona.

Mario Dicato, del Departamento de Hematología y Oncología del Centro Hospitalario de Luxemburgo y copresidente de esta reunión científica, ha explicado a DIARIO MÉDICO que éste es uno de los temas más novedosos, ya que hasta ahora las opciones terapéuticas para dicha patología son muy limitadas.

Segura y efectiva

Según los últimos estudios, el tratamiento con trastuzumab y quimioterapia para los tumores gástricos localmente avanzados o metastásicos en pacientes HER-2 positivos ha demostrado que mejora significativamente la supervivencia en comparación con la quimioterapia sola. Esta combinación se ha mostrado bien tolerada, segura y efectiva para estos pacientes. El fármaco, comercializado en España por Roche con el nombre de Herceptin, se usa desde hace años para tratar el cáncer de mama con resultados muy positivos.

Dicato ha insistido en la importancia de los tratamientos personalizados, ya que el arsenal terapéutico del que se dispone actualmente para tratar los diferentes tumores gastrointestinales ofrece resultados muy diversos en los enfermos.

Predecir la respuesta
Una de las principales tareas de la investigación en este campo es la búsqueda de biomarcadores que permitan predecir la respuesta que un determinado paciente podría tener ante una alternativa terapéutica, para poder personalizar los tratamientos y mejorar su pronóstico y su calidad de vida.

Hasta hace un par de años el tratamiento para los pacientes con cáncer colorrectal no ofrecía muy buenos resultados. Actualmente se sabe que el subgrupo de pacientes que están libres de mutación en el gen K-Ras responden bien al tratamiento con cetuximab y panitumumab. Este biomarcador ha permitido mejorar mucho el tratamiento y el pronóstico en este subgrupo de enfermos.

Otro de los aspectos que ha destacado Dicato es la importancia de que en cada región existan centros de referencia para el tratamiento de este tipo de patología, en los que debe haber equipos multidisciplinares. Y ha recordado que existen diversos estudios que confirman que la casuística de un determinado centro está relacionada con el pronóstico de sus pacientes: cuantos más casos, mejores resultados. En su opinión, en el tratamiento quirúrgico este aspecto cobra especial importancia, ya que "los errores que se comenten durante la cirugía no son fáciles de reparar mediante tratamiento farmacológico".

De 'apasionante' a 'decepcionante'
'Uno de los grandes problemas de la investigación en cáncer es el alto índice de fracaso de los ensayos clínicos de nuevas moléculas. Mario Dicato, copresidente del congreso de la ESMO, ha explicado a DIARIO MÉDICO que un estudio, aún inédito, realizado por el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos ha concluido que por cada ensayo en fase II con resultados positivos la probabilidad de que a los cinco años llegue a ser un estudio randomizado y publicado que demuestre una mejora terapéutica es del 0,034 por ciento.

Es decir, que del total de ensayos en fase II que se realizaron entre los años 2001 y 2002 para probar nuevos tratamientos oncológicos con buenos resultados, más de un 95 por ciento han acabado "en el cesto de la basura". Dicato ha comentado que en la mayoría de ocasiones un ensayo que en la fase I es "apasionante", en la fase II es "interesante" y, seguramente, en la fase III será "decepcionante". De aquí la importancia de la farmacogenómica y de la investigación de marcadores pronósticos de las moléculas conocidas.

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